¿Qué se juega en las locales?
TERMINADA la noche del 28A, fatídica para ellos, el presidente de los populares gallegos, Alberto Núñez Feijóo señaló: “Mañana empezaremos otra competición. El primer tiempo lo ha ganado el PSOE. El 26M está a la vista”. De tal afirmación se infiere una esperanza: no habría necesaria interdependencia entre los resultados obtenidos y los comicios que vienen. Se presume que las municipales se moverían por otros códigos tales como conocimiento directo, proximidad y cercanía. Con independencia de esa percepción, y frente a lo que viene, es posible identificar algunas situaciones que viven los municipios gallegos y que imposibilitan mayores niveles de progreso.
La primera es la creciente dificultad para lograr acuerdos. Algunos ayuntamientos han pasado casi todo el mandato enzarzados en disputas que impiden lo más básico: aprobar los presupuestos, con los consiguientes lastres de ejecución. Ello también afecta, en algunos casos, la posibilidad de tener planes generales de ordenación municipal (PXOM). Obras subutilizadas, algunas de carácter faraónico y que reflejan el mal uso de recursos no son raras de observar en el paisaje municipal. Ahí están muchos polígonos vacíos. Datos recientes de un estudio del Laboratorio del Territorio del IBAER, de la Universidad de Santiago de Compostela, señalan que la mitad aproximadamente en Galicia cuentan con una ocupación inferior al 50%. De ellos, unas 1.500 hectáreas brutas corresponderían a una ocupación nula.
Y la tercera es la corrupción. Podrá decirse que somos una de las comunidades con menor proporción de personas procesadas y causas abiertas de acuerdo a datos del poder judicial, pero ello se debería más a los menores recursos para combatirla (carecemos de una fiscalía anticorrupción, por ejemplo) que a su inexistencia. Una reciente evaluación de la gobernanza sobre sus países miembros que encarga la Comisión Europea arrojó que somos la segunda comunidad donde los ciudadanos observan más corrupción. Mucha de ella encuentra un caldo de cultivo apropiado a nivel local. ¿Cómo olvidar los casos Pokémon o Campeón, por nombrar algunos?
A los problemas particulares, hay que sumar otros, de mayor calado, y de los que no es posible abstraerse. El problema catalán seguirá en el tapete puesto que el resultado del 28A está lejos de despejarlo. La vía dialogante se traducirá en más recursos, vía chantaje, para las demandas de autodeterminación además de reducir, si es que no las aleja totalmente, las posibilidades de debates serenos acerca de las reformas que España necesita y que afectan también a los municipios en educación, mercado de trabajo o sanidad. Frente a esta tesitura, los gallegos verán con interés ofertas de partidos que, como Ciudadanos, combinen ambición, de forma de hacer cambios más allá de la ordenanza y voluntad por llegar a pactos que entreguen estabilidad, junto con eficiencia en la gestión y lucha contra la corrupción.
Lo anterior cobra mayor urgencia frente al riesgo de viabilidad de muchos municipios. El mapa de Galicia suma ya dos mil aldeas abandonadas y la existencia de treinta concellos en riesgo de desaparición por despoblación.
Fuente: elcorreogallego.es 06/05/2019