Chile ¿campeón feminista?
Personas interesadas en el devenir de América Latina se preguntan qué estaría sucediendo en Chile con las mujeres. Llama la atención la duración e intensidad de las protestas, muy sensoriales y focalizadas en tomas universitarias, a partir de casos de acoso sexual y reclamando por una educación no sexista.
Una vez que Michelle Bachelet traspasó el poder por segunda vez a Sebastián Piñera, dando fin a lo que se observó como un “ciclo” de mujeres presidentas en la región, se pensó que la igualdad de género perdería centralidad. La inquietud resultaba legítima. La transición no fue especialmente diligente frente a ciertas demandas. Recién en 2017 se aprobó la despenalización del aborto en tres causales y debutaron las cuotas de género en las listas electorales.
La sorpresa frente a la ola feminista chilena no lo es tanto si, más allá de la natural indignación frente a casos tan icónicos de violencia de género como los de Nabila Rifo y la pequeña Ámbar, indagamos en otro tipo de factores: ¿existe, por ejemplo, alguna relación entre la conciencia de discriminación femenina y nuestro ingreso a la OCDE?; ¿cuál es el impacto de la figura de la expresidenta, más allá de la reivindicación de su legado de género?; el acento en la educación ¿se explica por la naturaleza y orientación de su reforma?; ¿constituyó la llegada de un gobierno de derecha a La Moneda una oportunidad política para su explosión?, e ¿influiría en una recepción distintiva del movimiento #Metoo nuestra condición de ser uno de los países más conectados a internet de la región?
Dentro de los primeros intentos de respuesta destaca un libro de reciente aparición: “Mayo feminista. La rebelión contra el patriarcado”, editado por Lom. En él se explora el origen de un movimiento del que se ha dicho que viene “a cambiarlo todo”, así como sus implicancias y proyecciones. Y es precisamente por el tipo de voces que congrega que el debate está lejos de agotarse. En distintas partes, en forma creciente, se impugna un feminismo que, con pretensiones de hegemonía, se presenta como un todo cuando sería solo una parte. Un ejemplo lo encontramos en “Feminismo pasado y presente”. En éste, la académica Camille Paglia hace preguntas alérgicas a toda corrección política, emprendiéndolas en forma especial contra las universidades. Recogidas en contraportada, desafían lo que parecía obvio: “¿quién es o no feminista y quién lo define?; ¿quién decide y con qué autoridad se establece lo que está o no está permitido pensar o decir sobre políticas de género?, y ¿es el feminismo un movimiento intrínsecamente de izquierdas o puede haber uno basado en principios conservadores o religiosos?”.
Fuente: La Tercera 26/07/2018