Siguiendo el ejemplo de TVN: ¿Deberían establecerse cuotas de género en los directorios de las empresas públicas?
SANTIAGO.- Fueron tres nombres masculinos los que comunicó el Gobierno el pasado 10 de abril para conformar el directorio de Televisión Nacional de Chile, canal estatal donde parte de la plana directiva es propuesta directamente por el Presidente de la República para ser ratificado por el Senado. Rápidamente aparecieron las primeras críticas de parte de organizaciones femeninas, que denunciaron no sólo falta de representatividad de mujeres en la instancia, sino que recordaron que la ley de TVN, aprobada en el marco de la capitalización del canal estatal, establece que el directorio debe estar integrado “en forma pluralista”.
Abierto el debate, finalmente el Gobierno decidió retirar la propuesta y reemplazarla por tres nuevos nombres: la premio nacional de periodismo, Pilar Vergara; la magíster en economía de la Universidad Católica, Ana Holuigue; y el abogado Gonzalo Cordero. “Yo escribí páginas y páginas en contra (de la discriminación positiva), y después páginas y páginas a favor, porque terminé convenciéndome que en realidad la discriminación positiva es fundamental para darle cabida a las mujeres en el mundo de los hombres, y luego para darle una mirada más amplia a las empresas y las instituciones”, afirmó Vergara después de ser nominada. En el caso de Holuigue, la economista también fue seleccionada por la Alta Dirección Pública en el directorio de la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), donde participan dos mujeres de un total de siete miembros. Es, también, la primera compañía estatal en contar con una presidenta de directorio que no ocupe el cargo por ser ministra del sector. La incorporación de la mujer a las planas directivas de empresas públicas es un proceso que se gatilló, pero que a su paso genera una serie de cuestionamientos y que avanza, a veces, de manera accidentada. Una decisión consensuada El panorama general de la participación femenina en directorios de empresas públicas ha cambiado con respecto a la realidad que imperaba antes del primer gobierno de Michelle Bachelet: Hasta 2005, los directores de ENAP eran ocho hombres, y con la llegada de la primera presidenta mujer, el número subió a uno. También se designó a una mujer en el directorio de la Corporación del Cobre (Codelco), y a una en el de Metro de Santiago, mientras que Banco Estado no tuvo ninguna representante en su plana directiva hasta 2014. Al fin de su segundo periodo, todavía Codelco, Banco Estado y TVN tenían sólo a una mujer en sus cargos más altos.
“En un país considerado machista, como Chile, el hecho de que Bachelet tuviera una agenda de género tan decidida hizo que se problematizaran situaciones como esta, que parecían normales y no lo son”, dice a Emol la presidenta de Hay Mujeres, María de los Ángeles Fernández. A mediados de 2017, el porcentaje de mujeres en directorios de las 22 empresas agrupadas por el Sistema de Empresas Públicas (SEP) -que empresas portuarias, de transporte y servicios- alcanzaba un 42%: 38 directoras de 90 puestos. La evolución de la cifra no fue un hecho casual: Bachelet expresó el compromiso de gobierno de incorporar al menos a una mujer en esas las planas directivas de empresas públicas durante su primer semestre, y de llegar a 40% al terminar el periodo. Se trata de un compromiso que, voluntariamente, Sebastián Piñera decidió replicar. “El Presidente está nombrando mujeres para alcanzar al menos ese 40%. Lo vamos a cumplir porque somos parte de ese compromiso”, explica a Emol la ministra de la Mujer y la Equidad de Género, Isabel Plá. “Apostar por la diversidad” La memoria del año 2006 de Codelco abre con un saludo de la presidenta de su directorio, Karen Poniachik, entonces ministra de Minería y Energía. Hoy se desempeña como directora de varias empresas privadas, como el consorcio Nuevo Pudahuel, a cargo del aeropuerto, además de la empresa estatal Metro. “Mi experiencia habiendo estado en directorios de empresas del Estado es que tanto mujeres como hombres han sido designados no sólo por su género sino por su experiencia, su conocimiento sobre gobiernos corporativos o el negocio propio de la empresa en cuestión, es decir, en base a sus méritos más que en base a su género”, afirma Poniachik en conversación con Emol.
Su llegada a la presidencia de un directorio fue, de cualquier modo, un hito. Desde su vereda, destaca la importancia de “la diversidad”. “Un directorio diverso, tanto en materia de género como de experiencia profesional y de habilidades, contribuye a enriquecer las discusiones en torno a las estrategias de crecimiento de una empresa y va a generar valor a largo plazo”, señala. “Decenas de estudios a nivel internacional y hechos por prestigiosas instituciones demuestran que los directorios más diversos son mucho más creativos y contribuyen mucho más a desarrollar estrategias de negocio alineadas con las nuevas realidades que enfrentan las empresa”, agrega. En ese sentido, asegura que “la decisión de los gobiernos de apostar por la diversidad en los directorios en las empresas públicas constituye un gran ejemplo”. “Ojalá lo siguieran las empresas de nuestro sector privado, que están al debe en esta materia”, comenta. “En Chile hay muchísimas profesionales de excelencia que están capacitadas para asumir en los directorios”, afirma. “Empujar el barco” Pero aunque Michelle Bachelet y Sebastián Piñera coincidan en la importancia de nombrar a mujeres para estos cargos, la decisión sigue siendo manifestación de una voluntad política y no una norma establecida. En el caso de ENAP y TVN, fueron las propias empresas las que decidieron incluir principios con respecto a la proporción de géneros en sus leyes corporativas.
Para Fernández, presidenta de Hay Mujeres, dejar la decisión “librada a la voluntad de los actores” es “algo muy azaroso”. Con ella coincide Esperanza Cueto, presidenta de Comunidad Mujer. “En todas las grandes compañías de países desarrollados está incorporada la perspectiva de género dentro de sus ejes estratégicos para mejorar rentabilidades y fomentar el capital humano”, afirma. Aunque asegura que “estamos viendo cambios”, cree que “tienen que haber acciones afirmativas”. La idea de normar la participación de mujeres, como sucedió en el Congreso, genera críticas de la ciudadanía. “Siempre va a generarse resistencia frente a las disposiciones como las cuotas”, explica Fernández. “Impulsarlas supone colocar a mujeres donde antes iban hombres, y éstos no están dispuestos a ceder poder alegremente”. “Por otro lado, existe todavía un difundido rechazo a las cuotas argumentando que contravienen el mérito, lo que no es cierto. Se han desarrollado estudios que muestran que las cuotas sirven, incluso, para subir el nivel de los integrantes de los espacios e instituciones en las que se aplican”, añade.
Sin embargo, Fernández aclara que aunque las cuotas son importantes en los lugares donde se toman decisiones políticas y económicas que afectan a toda la sociedad, “promover la utilización de las cuotas a todo evento y lugar, pensando que pueden usarse para enfrentar la ausencia de mujeres en otros ámbitos de la esfera pública, genera un riesgo de banalizarlas”. “Paridad es perfectamente compatible con calidad”, responde la ministra Plá ante los cuestionamientos. “En Chile, para las mujeres, todavía no es suficiente el mérito. Por eso hay que empujar el barco, y en eso estamos nosotros”, afirma. ¿Autorregulación o cuotas? “Para las empresas son importantes las mujeres”. Ese es el mensaje del que se dice portador el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Bernardo Larraín Matte, quien considera que su equipo de trabajo es “extremadamente bueno, dinámico, con vocación, compromiso y capacidades”. En su estructura, Sofofa cuenta con un 25% de mujeres en el directorio, una vicepresidenta mujer y una directora ejecutiva. “Hemos querido dar una señal en el gremio, porque yo creo que las capacidades que trae una mujer potencian la institución”, afirma a Emol.
Sin embargo, Larraín Matte no se considera partidario de normar la participación. “En general no me gustan las cuotas ni las cosas impuestas por normas, soy partidario de reactivar y promover con decisión la autorregulación”, asegura. “Ahora: hay quienes dicen que la autorregulación no es suficiente”, matiza. “Tenemos que ser autocríticos en ser parte responsable del desprestigio del concepto. Tenemos que ser mucho más decididos y mucho más comprometidos, por lo tanto cuando no nos autorregulamos, finalmente la solución es la norma”, afirma. Joseph Ramos, presidente la Comisión Nacional de Productividad (CNP), cree que en cuanto a incorporar mujeres en planas directivas, “sobre todo en el caso del sector público, corresponde normar”. “No cabe duda de que eventualmente van a llegar a los puestos cada una por sí misma, pero si uno quiere romper la inercia, tiene que empezar a empujar”, afirma. Como CNP, propusieron el año pasado al sector privado que fijaran metas y plazos para alcanzar al menos un 16% de participación.
“Hay un dicho en la gestión: ‘Lo que no se mide no se gestiona’. Mientras no exista consciencia de cuántas mujeres hay no sólo en directorios sino también en puestos ejecutivos, tampoco hay consciencia de lo que está haciendo al respecto, entonces se sigue con lo que siempre se ha hecho”, menciona. “Una vez que se instale y que haya al menos un tercio de mujeres, va a haber una tendencia de acostumbramiento y de ahí en adelante las mujeres entrarán no sólo por ser mujeres, sino simplemente porque la sociedad se ha dado cuenta de que son personas que sirven, que contribuyen”, añade. Por eso, a su juicio, debe empezar como una norma a nivel estatal. “Son los encargados no sólo se dar el ejemplo sino de fijar metas. ¿Cuál es la meta? ¿Que cada empresa pública tenga su propia meta? No, esto es un conglomerado, y tiene que tener su propia política”, concluye.