El malestar de los gallegos
ENTRE la avalancha de noticias que el conflicto catalán viene ocultando, hay una que no debiéramos pasar por alto. Galicia emerge como la comunidad más insatisfecha de España. Así se desprende de Las facetas del bienestar, estudio recientemente difundido por la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). En él, se examinaron variables objetivas y subjetivas, midiendo el impacto negativo que la crisis económica habría tenido en el bienestar. Lo curioso, en nuestro caso, es que estaríamos por encima de la media en calidad de vida en quince puntos porcentuales.
Nos enfrentamos, no solo a la disociación entre las variables objetivas y la percepción subjetiva, sino también a la “tiranía de los promedios”: mediciones de la realidad en base a indicadores agregados importantes pero, a la vez, sesgados y excluyentes de las particularidades.
¿Cómo podrá influir, en dicho resultado, el hecho de que nuestra población mayor de 65 años supere en 34 % a los menores de edad, y que uno de cada cuatro habitantes sea jubilado? Yendo más allá de la popular tesis de la “paradoja del envejecimiento”, aquella según la cual las personas reportan buenos niveles de bienestar en una etapa de la vida en que se supone que enfrentan más dificultades y pérdidas (bien por habituación, bien por ajuste de expectativas, entre otras explicaciones), cabe preguntarse por el papel que cumplen las pensiones. Galicia (747,8) está por debajo de la media nacional (886,4), y es la segunda después del último lugar en la escala: Extremadura. El tema da para más de un debate, sobre todo cuando se anticipa una crisis del sistema.
Fuente: elcorreogallego.es 11/12/2017