María de los Ángeles Fernández: “Burgos sale fortalecido, le dobló la mano a la Presidenta”
Sin embargo, cree que el ministro quedó en una situación “muy complicada”, por lo que “tiene los días contados”, además que “hay un cambio de gabinete en marcha”.
Por Ángela Chávez M. Diario Financiero 11/01/2016
El polémico viaje realizado por la Presidenta a La Araucanía sin la compañía de su ministro del Interior Jorge Burgos puso el foco de atención y las críticas en el rol de sus asesores.
Se trata de una estructrura, dice la analista política María de los Ángeles Fernández que forma parte de lo que es el entramado de instituciones y unidades que apoyan directamente al mandatario de turno y que es conocido académicamente como “Centro de gobierno”, donde además del famoso segundo piso están Interior, Segpres, Segegob, Hacienda, los consejos de gabinete y, por cierto, el comité político.
De ahí, advierte quien también formó parte de la Segpres entre 2014 y 2015, que aún cuando, la asesoría presidencial este determinada por el estilo de la mandataria, también pasa por el diseño institucional existente.
– ¿Cómo se explica el episodio del viaje de la Presidenta a La Araucanía sin incluir al ministro del Interior?
– Fue un viaje organizado, se dice, por el segundo piso, que es el lugar que concentra buena parte de los asesores presidenciales. Este evento, pero otros que han tenido lugar en este gobierno, ha puesto luz como nunca antes en este tema del estilo y personalidad de quien ocupa la primera magistratura. Y es normal que el Presidente organice su equipo de asesores a su pinta, es parte de sus atribuciones y tiene todo el derecho de tener un equipo de personas que constituyen su zona de confort. El punto es el contraste entre lo que pasa afuera, lo que la sociedad demanda, espera y los valores que eleva como la transparencia, confianza, con un estilo de personalidad que parece que está en las antípodas, que es secretista, que más que fomentar la confianza y de trabajar en equipo, es todo lo contrario. Todo el mundo se pregunta si es necesario que el ministro del Interior sea amigo del presidente y no, no lo es, pero eso da lo mismo. Lagos, Insulza, no eran amigos.
– ¿Pero debiera haber alguna coordinación o sintonía, porque parece que la mandataria escucha más a sus asesores que a sus ministros?
– No lo quiero personalizar. Aquí hay un problema de diseño institucional que tiene historia. En Chile todo lo que tiene que ver con la asesoría presidencial y la coordinación, por ley está radicada en la Segpres, que es la mutación de lo que fue el Estado Mayor Conjunto de Pinochet. La ley de la Segpres, dice que tiene que asesorar al Presidente de la República, al ministro del Interior y al resto de los ministros en la conducción y desarrollo del programa de gobierno. Y al ministro del Interior de manera distintiva, porque en la tradición chilena es el primus inter pares, es el jefe de gabinete y quien reemplaza al Presidente cuando éste viaja.
El ministro del Interior no tiene los recursos para hacer asesorías, los recursos están en Segpres, hay una especie de disociación, hay un tema estructural del origen del diseño.
– Entonces, ¿son los asesores de la mandataria los responsables de los errores que se están cometiendo y, por lo mismo, por qué no institucionalizar la figura del segundo piso?
– La institucionalización del segundo piso ayudaría a que se cumpliera algo que Carlos Correa dijo, al tener un mandato legal podrían ser los responsables. El responsable final, lamentablemente, es la Presidenta de la República, esas personas no llegan de la nada, es el Presidente quien las elige y las pone allí. Por otro lado, y también lo dijo Correa, no existen fusibles. Y aquí volvemos al tema de Segpres, no se puede pensar en la idea del segundo piso sin pensar en la Segpres, que tiene un mandato, que fue considerada como el muro de contención, que tenía que anticipar problemas antes que llegaran arriba y eso no está pasando.
El ministro de la Segpres “pudo decir algo”
– ¿Si por Ley la Segpres tiene la misión de asesorar y contener, algún grado de responsabilidad le recae en este episodio a su titular?
– Uno se pregunta dónde estaba él en este diseño del viaje, estamos hablando de La Araucanía, no es un viaje cualquiera. Creo que el ministro Secretario General de Gobierno pudo decir algo, porque además tiene la confianza. Es más, al irse (Patricia) Poblete del segundo piso, Segpres tiene la oportunidad de recuperar una tarea que tiene en lo formal pero que le fue sustraída en el gobierno de Ricardo Lagos, que es el monitoreo y la gestión del programa de gobierno.
– ¿Y es el ministerio o el ministro Eyzaguirre el que no está dando el ancho?
– Segpres no es una cosa en el aire, se moviliza en función de la persona que lo ocupa. En este caso, la persona que lo ocupa tiene un componente que genera condiciones muy favorables para que la asesoría presidencial recupere un lugar más formal, porque tiene la confianza, el vínculo y la cercanía con la Presidenta. Entonces, por ahí hay algo que está fallando, porque todo el mundo dice que la cercanía está en el segundo piso. Ahí hay un problema. Tengo la impresión que aquí hay un cambio de gabinete en marcha, no va a ser ni mañana ni pasado, pero la situación en la cual quedó el ministro Burgos es muy complicada.
Burgos con los días contados
– ¿Cómo evalúa entonces la reacción del ministro del Interior, quién además contó con el apoyo de su partido, la DC?
– El ministro tiene sus días contados y esto, quizás, fue ganar tiempo. Hoy uno ve al ministro Burgos y dice este señor no tiene pasta de presidenciable, más allá de que alguno lo declare por ahí, pero en el contexto del funcionamiento de las relaciones con esta Presidenta y su estilo, es el único que ha desobedecido, que ha mostrado su fuerza, pero también su personalidad. Cuando se dice que el que se mueve no sale en la foto, en el fondo no permites que haya una dinámica para que florezcan los ministros y es de ahí, donde surgen casi siempre los principales liderazgos presidenciales. Sucedió durante su primer mandato, ningún ministro salió con potencial presidencial, salvo Velasco mucho tiempo después. Es muy complejo esto de que no se puede tener agenda propia, qué significa.
– ¿Cree que el ministro salió fortalecido de este impasse?
– Él sale fortalecido -más allá de las críticas de mis amigas feministas-, porque en el fondo le dobló la mano a la Presidenta, se perfiló. De alguna manera, es el tipo que se sale de esta filita del que se mueve no sale en la foto, habrá que ver que pase con las próximas encuestas.
– Dice que el ministro tiene los días contados, de no haber un cambio de gabinete, ¿Burgos debe empoderarse?
– Con la guapeada que le hizo a la Presidenta, ¿no parece que ya está empoderado? Eso no lo hace cualquiera, lo hace un tipo que está empoderado, a lo mejor no en los términos que se señalan, pero es un tipo seguro de sí mismo, no es un tipo que pide permiso para nada.
– ¿Pero ese empoderamiento debería provenir de la Presidenta?
– La perfecta investidura o el poder traslaticio que te confiere la Presidenta y que ella lo tiene asignado a este grupo de asesores del segundo piso. En teoría, por ejemplo, lo tiene Nicolás Eyzaguirre, pero no vemos si lo ejecuta o no.
– ¿Por tanto, hay que asignarle alguna responsabilidad a Ana Lya Uriarte, a quien se le atribuye la organización del viaje?
– Quién debería hacerlo, si no la Presidenta. Esto queda en una zona de un limbo. Lo interesante es que hay que aprovechar estas circunstancias para no quedarnos en lo anecdótico y de ver cómo esto genera tensiones al interior de la coalición del gobierno, tratar de entender cómo los diseños institucionales y del presidencialismo forman parte del centro de gobierno, incluida la asesoría presidencial.
“Lo que falta en el segundo piso es equipo”
– Trascendió que la renuncia de Patricia Poblete del segundo piso también se produjo por diferencias con Ana Lya Uriarte.
– Hay también un poquito de mito urbano, es más fácil personalizar en alguien. Esto es más complejo que una sola persona. Ana Lya Uriarte me parece una persona encantadora, que tiene mucho sentido político. Más allá de ella, lo que uno siente es que lo que falta en el segundo piso es equipo, son sumatoria de individuales. No se ve un equipo, incluso con Piñera se veía más equipo.
– ¿Cómo vio la reacción de la coalición en este episodio?
– Muy mixta. Esto es un hito más de una cadena de tensiones donde tenemos a la Democracia Cristiana en una alianza de gobierno no sólo con la izquierda, sino que con el Partido Comunista. Aquí, cada vez que pueden, recuerdan que es un acuerdo político programático y no una coalición, donde se elaboró un programa de una manera muy rara, con unos equipos también bastante cerrados y donde los partidos no tuvieron mucha injerencia. Ahora, el que pensó que no iba a haber tensión con la DC, en qué mundo vive.
Pero para eso está el centro de gobierno y las estructuras internas, para conversar y procesar las diferencias.
Por eso da la impresión que todas esas estructuras alrededor de la Presidenta siguen funcionando con la misma lógica de la Concertación. No hay una articulación política y un sistema de coordinación que se haga cargo de lo que llamaron el nuevo ciclo político, esto sigue funcionando con lógicas y dinámicas del pasado.
– Con este nivel de tensión en la Nueva Mayoría, ¿ve que el bloque se pueda proyectar?
– Es muy prematuro todavía. Un hito fundamental serán las elecciones municipales y si el resultado es relativamente positivo ahí se recupera un poco. Ahora, esto también pasa por los liderazgos presidenciales y ya estamos viendo que lo que se ve hoy en el escenario es un poquito el pasado, no hay mucho de futuro. Pero los resultados municipales son determinantes.