Listas sospechosas
A medida que se acerca la fecha de inscripción de las candidaturas, el próximo 19 de agosto, resultará inevitable enfrentar un hecho preocupante e incluso anómalo: un porcentaje menor de candidatas en relación a lo que ha sido el promedio histórico de 20% desde que se recuperara la democracia. De tan decepcionante panorama se hacen eco analistas como @tresquintos, cuyos cómputos hasta el momento arrojan que serían 15,8% candidatas para la Cámara Alta, pero también organizaciones de la sociedad civil y los medios.
El porcentaje final es indicativo que la referida renovación del conglomerado que sustenta la candidatura de Bachelet es más declarativa que real. Súmese que la deja a ella mal parada por su asociación estrecha con el empoderamiento femenino. Que las dos principales coaliciones tengan como candidata a la primera magistratura a una mujer, con el ingreso de Matthei, no hace más que añadirle más perplejidad al asunto. Un grupo de instituciones trabajan febrilmente por estos días impulsando la campaña #faltalaotramitad, con el objetivo de sensibilizar acerca de la importancia de la democracia paritaria.
Frente a la difundida idea de que estamos asistiendo a una crisis de legitimidad de las principales instituciones, una forma posible de enfrentarla es la de considerar a los que se sienten excluidos en las posibilidades de competir y ser votados. Es ésta una dimensión de la ciudadanía y de la representación particularmente en deuda en el caso de las chilenas que, aún siendo un 53% del electorado, ocupan solamente un 12,7% de cargos de representación popular. En el poder legislativo, se alcanza solamente un 13% en la Cámara Alta y un 14% en la Cámara Baja, por debajo del promedio latinoamericano de 20%. Que no sorprenda entonces que, a la hora de sumar motivos para el malestar, la política ocupe el tercer lugar de ámbitos de discriminación, con 74%, solamente después de la libertad sexual y el trabajo, según la Octava Encuesta Nacional “Percepciones de las Mujeres sobre su situación y condiciones de vida en Chile en 2011” de laCorporación Humanas.
Bachelet ha venido recordando que la capacidad de cumplir sus promesas dependerá del apoyo del Congreso. Según análisis como los de @tresquintos , se estaría “solidificando la idea de que por primera vez un pacto electoral podrá obtener un quórum calificado en el poder legislativo para hacer reformas constitucionales de forma unilateral”. ¿Significa, entonces, que debemos alegrarnos? Para el caso de la situación de discriminación y de brechas que experimentan las chilenas, permítaseme dudarlo. Las listas que se inscribirán me resultan sospechosas. Buena parte de los parlamentarios que llegarán a integrar las bancadas de la Nueva Mayoría han bloqueado, en el pasado, intentos de reforma, sobre todo en temas con connotaciones más normativas e ideológicas. La desidia y falta de convicción para incluir a más mujeres como candidatas es un reflejo de lo poco o nada que, al menos en este tipo de asuntos, han cambiado.
Publicado originalmente en mi blog en “Voces” de La Tercera.