El cívico papel del afiliado
Dentro del comportamiento electoral, uno de los aspectos más llamativos a observar en España, en el marco de una creciente polarización junto con el consiguiente vaciamiento del centro, es una práctica electoral reveladora de un cierto nomadismo.
De este último fenómeno, su mayor y más reciente damnificado resultó ser Ciudadanos. Tras las pasadas elecciones del #10N se dejó en el camino cerca de dos millones y medio de votos repartidos entre el PP, el PSOE y Vox. Al mismo tiempo, aproximadamente un millón decidió quedarse en casa. Aunque los medios ayudaron a verle las orejas al lobo, alertando de un posible derrumbe debido a un votante menos fiel, el partido siguió adelante, confiado ciegamente en su estrategia y su programa. De las muchas lecturas posibles emerge con nitidez una: el desconocimiento de quien era su votante.
A ello debe sumarse que, como resultado del proceso de renovación desencadenado por la renuncia de Albert Rivera, tampoco parece conocer del todo bien a sus afiliados. No es otra la forma de entender el respaldo que suscita el movimiento #CsEresTú, corriente de opinión interna surgida a partir de discernir que, en el marco de los factores que explican la derrota, el relativo a la organización ocupa un lugar preponderante. El actual modelo centralista, concentrado y vertical de toma decisiones habría impedido la existencia de mecanismos de alerta temprana frente a algunas tan riesgosas como terminó siendo la de la política de alianzas.
Por estos días miles de afiliados en toda España, como parte del proceso pre congresual que antecede a su asamblea extraordinaria de mediados de marzo, se encuentran cívicamente impulsando una propuesta de enmienda a la totalidad a la ponencia de estatutos de la gestora que pilotea su transición. Postula criterios que intentan dialogar con los desafíos de estructuras tan complejas como los partidos, basados en la participación de los afiliados y sus libertades, sobre todo de opinión y de debate, rendición de cuentas, controles y contrapesos internos e independencia de sus órganos “judiciales”. La democracia interna de Ciudadanos presenta insuficiencias, habida cuenta de sus experiencias de primarias con presuntas irregularidades en lugares como Murcia y Castilla y León.
Mal haría el ciudadano de a pie en ver lo relativo a dicho proceso como algo que no le afecta. Mientras según el último barómetro del CIS los políticos ya preocupan a los españoles tanto como el paro, alcanzando el máximo histórico entre los problemas que más importan, las luchas por la democratización partidaria están llamadas a tener un impacto que trasciende sus fronteras orgánicas porque ¿cómo es posible aspirar a mantener y mejorar las democracias en las que vivimos si los partidos, instituciones esenciales para su funcionamiento, promueven modelos con excesiva concentración y centralización del poder, ausencia de transparencia, inexistencia de contrapesos así como de espacios para la participación y para la libertad de sus propios miembros? Si bien las expectativas de mejora alcanzan a todos, resulta mayor para partidos que-como Ciudadanos-adscriben al liberalismo como ideario.
Fuente: elcorreogallego.es 13/02/2020