Madres culposas
Si hay un momento durante el año en que la sociedad logra superarse a sí misma en empalago es durante el Día de la Madre. Una idealización más intensa de la maternidad logra oscurecer, durante esa fecha, la penalización que el resto del año recibe y donde la brecha salarial de género es una manifestación.
Las redes sociales permiten que muchas madres integren verdaderas “comunidades emocionales 3.0”. Resuelven cuestiones prácticas pero también, conscientes de la distancia con el ideal, canalizan culpas. En paralelo, algunos estudios revelan lo que, hasta hace poco, era algo inconfesable: el desencanto con el hecho de ser madre. Tampoco faltan las que confiesan abiertamente que procrear no entra en sus planes. Desconciertan así a quienes no entienden una construcción de la identidad femenina carente de tal posibilidad. Por su parte, el movimiento #Metoo gatilla debates como la interpelación a la teoría feminista por haber hecho de la maternidad un tabú. Amy Weservelt, en The Guardian, reivindica los aportes de Andrea O´Reilly, creadora del “feminismo matricéntrico” y para quien, quizás, ha llegado la hora de que la maternidad tenga “un feminismo propio”.
Lo anterior sorprende a Chile arrastrando, un año más, la aprobación del proyecto de sala cuna universal. Integra la agenda legislativa de este año, compitiendo en antigüedad con otro que acumula fácilmente más de una década de rezago. Se trata de la reforma a una sociedad conyugal que establece que los bienes patrimoniales adquiridos por la pareja durante su matrimonio sean administrados por el hombre. Lo llamativo es que tal retraso coexiste con que, justo durante ese mismo lapso de tiempo, habrían disminuido quienes tienen representaciones tradicionales de los roles de género según un reciente estudio del PNUD. Contrastes como éstos deben ser puestos también como ejemplo cuando se alude a una crisis de representación.
Por otra parte, en España, uno de los países más remecidos por la nueva ola feminista, la prensa da cuenta de un caso que trasciende sus fronteras. Una abogada gallega ha denunciado al Estado por vulneración de sus derechos. Perdió a sus hijas en un juicio en el que se dirimía su custodia por haber prevalecido el argumento de que “trabajaba demasiado”. Fue lapidada por el testimonio que más podría dolerle, el de su propia madre, que alimentó el conservadurismo de la judicatura. Se suele decir, con lógica causal, que la maternidad penaliza las carreras laborales de las mujeres pero la relación es más bidireccional cuando se usa la carrera laboral para penalizar el ejercicio de la maternidad.
Muchas cosas tienen que pasar todavía para que deje de ser imposible algo que Anne-Marie Slaughter planteó como tal en un bullado ensayo en 2012: que una mujer pueda tenerlo todo en términos de familia y carrera profesional.
Fuente: La Tercera 16/05/2019