Lo que Venezuela espera de Galicia
Mª ÁNGELES FERNÁNDEZ RAMIL & ELENA RAMALLO MIÑÁN
A NADIE ha dejado indiferente el llamado que hiciera el presidente de Venezuela, Juan Guaidó, a través de uno de los medios de comunicación de nuestra comunidad. En él, apelaba al estrecho vínculo que nos une a ese país y pidiendo que nos convirtamos en su voz en Europa.
A las autoras de esta columna, como muchos otros habitantes de esta tierra con los que compartimos nuestra condición de gallegas y venezolanas, su lectura generó más que un nudo en la garganta. Somos, como tantos, resultado de un considerable impacto migratorio de gallegos en ese país, iniciado en la década de los cuarenta. Por ello, no resulta exagerado considerarlo como la sexta provincia, tal como Buenos Aires es vista como la quinta. El mismo Guaidó, que tiene conexiones con Lalín, es una manifestación de ese impacto.
Es cierto que Galicia ha venido realizando esfuerzos para ayudar, tanto a los retornados a través de distintos planes como a los gallegos que residen en Venezuela. Sin embargo, en algunos momentos, el compromiso se ha visto un tanto esquivo. Hace justo un año, los jubilados venezolanos criticaban que el presidente de la Xunta no los recibía para escuchar de primera mano el drama del impago de sus prestaciones de retiro y jubilación por parte del Gobierno de Nicolás Maduro, aludiendo que otras comunidades tenían “mayor sensibilidad”.
Por lo pronto, es importante constatar que no pasó más de un día de la apelación de Guaidó para que Núñez Feijóo reaccionase, pidiendo al Gobierno central el establecimiento de un “procedimiento específico” que facilite el retorno de las familias emigradas en Venezuela que quieran volver a España y Galicia en materia de permisos de residencia, homologación de títulos, acceso a la vivienda y cobertura socio sanitaria.
Dicha reacción, aunque supone un paso, está lejos de lo que pedía el presidente venezolano. Aunque la Xunta presume de ser la primera comunidad autónoma en dotarse de un marco de referencia para sus actuaciones en el exterior (la llamada Estratexia Galega de Acción Exterior), pareciera que los afanes, en lo que a la UE se refiere, van por otro lado. Existe, la posibilidad de perder, para el próximo marco presupuestario europeo (2021-2027), 46 % de los 2.771 millones de euros en ayudas estructurales que nuestra comunidad venía recibiendo en los últimos siete años, lo que supondría una merma dramática. Alternativamente, se ha venido solicitando, junto con otras comunidades autónomas, una consideración especial debido a los desafíos demográficos que se enfrentan.
¿Dónde podría caber Venezuela en todo esto? A simple vista, no se observa un lugar nítido. Sin embargo, existe la Fundación Galicia Europa que, como ente instrumental del sector público autonómico, tiene como una de sus líneas de trabajo la defensa de las posiciones gallegas en el contexto europeo. Seríamos muchos los que, además de ofrecer nuestra implicación, veríamos con buenos ojos una cosa: la articulación urgente de una línea de actuación que permita que Venezuela sea asumida como parte de los intereses que Galicia defiende como propios ante Europa.
Fuente: elcorreogallego.es 10/04/2019