Coser España
EL intento por explicar el avance de Ciudadanos en las encuestas se ha convertido en tema favorito de las tertulias. Al tiempo que Cataluña pierde protagonismo en los titulares, se observa que su onda expansiva supera el estricto margen de respuesta a los problemas que le dieron origen. Más bien lo que sucede es que, a partir de su triunfo en las elecciones del 21-D, se habría generado una estructura de oportunidades políticas que posibilita que sea visto como el proyecto reformista que mejor se adecúa a los desafíos que, en el marco del siglo XXI, experimenta España.
De particular trascendencia es su más reciente ley para avanzar en la protección del precariado, expuesto particularmente a los abusos de la temporalidad en el empleo. Convertido en lugar de referencia semántica preferido por la izquierda, ésta no ha sabido (o no ha querido) acompañarla de propuestas para enfrentarlo. Supone una reforma laboral a mirar con particular atención en Galicia, donde el 40 % de nuestros trabajadores sufre dicha condición.
Por otro, el reclamo del “España nos roba” del independentismo encontró su contracara en una mayor difusión de los privilegios que tiene Cataluña, pero también el País Vasco. Aunque sabida, tal situación pudo estar opacada por una mayor ansia de comparación con Europa, en desmedro de mirar mejor cómo andaban las cosas al interior de nuestra propia casa. Así como los catalanes no secesionistas guardaron silencio durante mucho tiempo, los españoles asistían con resignación a la creciente desigualdad entre las distintas comunidades autonómicas, confirmada recién por el Índice de Calidad de Gobierno de la Comisión Europea. Recoge percepciones sobre imparcialidad, ausencia de corrupción y calidad de los servicios públicos y la posición de nuestro país no es para ufanarse. Es el que ha caído más posiciones (de la 14, en 2013, a la 19) siendo, tras Italia, el que ostenta más diferencias regionales.
Fuente: elcorreogallego.es 15/03/2018