Tópicos contra Ciudadanos
AUNQUE falta más de un año para las elecciones municipales, habría que andar muy despistado por la vida para no darse cuenta de que, al menos informalmente, la campaña ya ha dado su primer pistoletazo de salida. Indicadores no son solo las arengas a los suyos con los que las formaciones políticas nos sorprendieron a la vuelta del receso navideño. A medida que Ciudada-nos avanza en unas encuestas que lo sitúan como el segundo partido de España, la guerra dialéctica desatada en su contra por el Partido Popular escala posiciones. En Galicia, aunque dispone solo de once ediles, no se encuentra libre de ella. En ese marco, es posible recoger algunos de los tópicos con los que se busca desarmar infructuosamente a los de Rivera.
En segundo lugar, se ironiza con las posibilidades de Ciudadanos al señalar que “aquí no se llama nuevo a aquellos que fueron pasando por distintos partidos hasta encontrar uno que los acepte”. Ser pasto de “descolgados” procedentes de otras formacio- nes políticas es algo a lo que están expuestas las más nuevas pero, por otro lado, es más inquietante lo que se le espeta a una persona que aterrice en la comunidad ga-llega y tenga cierto interés en la vida política. Se le recomienda sin tapujos, y sin importar su adscripción ideológica, que toque a las puertas del Partido Popular si es que aspira “a alguna cosa”.
Por último, se acusa a Ciudadanos de ser imprevisible. Curiosa crítica cuando ha dotado a España -al posibilitar la investidura de Mariano Rajoy como presidente- de estabilidad, justo todo lo contrario. Ciudadanos es un partido que no encaja bien con visiones anquilosadas de la política ya que, como señala Toni Roldán, el liberalismo progresista “no entrega recetas de política de antemano sino que, frente a cada intervención, postula un diagnóstico concreto y un menú de políticas públicas que algunas veces requerirá un mayor pe- so de la iniciativa privada y otras, un mayor intervencionismo”. De eso se trata, un pragmatismo que busca ser útil para la vida de la gente. Algo distinto a la fiabilidad que reclama el Partido Popular y que, hoy por hoy, se traduce en inmovilismo
Fuente: elcorreogallego.es 27/02/2018