La era postpartido
UNA IMPLOSIÓN partidaria. Ese sería el escenario que algunos avizoran con temor para Chile. Al día de hoy, existirían treinta y un partidos constituidos, amén de diez en formación. Contrasta con los cuatro en que devino la Concertación, y los dos en los que desembocó la derecha. Tal fragmentación, cuya responsabilidad se le adjudica a la sustitución del sistema binominal por el proporcional, hará más cuesta arriba los acuerdos. Anticipa lo que Moisés Naím denomina micropoderes, con suficiente poder para vetar, posponer, diluir decisiones, pero ninguno con el suficiente para imponer su agenda. Pero, ¿es tan distinta la situación en otros ámbitos? Sin ir más lejos, el estudio Sociedad en Acción mostró que existen 234.502 organizaciones de la sociedad civil, lo que representa un aumento de 120% en los últimos diez años. Se especula con aumentar los umbrales mínimos de votación para frenar su expansión pero, como están las cosas, ello no garantiza que no detonará de otra forma y por otro lado.
Igual o mayor preocupación debiera concitar la participación política, donde la electoral es cada vez más esquiva. La abstención es una Espada de Damocles que sólo parece remitir en sociedades polarizadas, donde el precio a pagar es demasiado alto. La democracia directa como respuesta a los problemas de la representativa puede aumentarlos. Cosa de ver el Brexit. El intento por neutralizar el efecto del voto voluntario incorporando incentivos, tal como propone el senador Patricio Walker, rema en contra de la retórica desmercantilizadora de la Nueva Mayoría. Por su parte, las primarias no logran responder a las expectativas ,pero ¿debiera sorprendernos? Responden más a una imitación ciega de la política norteamericana que a una comprensión de la crítica hacia los partidos.
En una reciente entrevista en diario El País el expresidente Lagos, consultado por el error de la política tradicional, abría una ventana: “Ha sido no entender las nuevas tecnologías, la nueva manera de relacionarse, no entender que hoy hay un ciudadano que se informa más y exige ser considerado. Está por conocerse cuáles van a ser las instituciones políticas como resultado de la red”. La llamada ciberpolítica no ha logrado imponerse todavía al peso que tiene la materialidad de la vida política y las relaciones de fuerza. Los partidos han intentado incorporar la tecnología, más como una prótesis dental que como adaptación estructural. A la postre, hacen lo que pueden para amoldarse a dos tipos de incentivos. Por un lado, a reformas políticas diseñadas por policy makers inspirados en experiencias de países tanto o más atribulados que el nuestro. Por otro, a nuestras propias voces. Entre ellas, no faltan las que ahogan, cuando no caricaturizan, intentos de diferenciación que no encajan con el mindsetdel partido de masas. Solemos referirnos a los partidos en perspectiva lineal, en base a identidades dicotómicas, antagonistas y excluyentes, al tiempo que, en el mundo, las intermediaciones están siendo impugnadas. Dado que es probable que terminen contenidos en un Iphone, mejor es premunirse de perspectivas abiertas y eclécticas.
Fuente: Blog Voces de La Tercera