Una mirada desde otro cristal
¿Seremos las mujeres más valientes? No lo sé, pero si la Presidenta se dejara guiar por la oportunidad y el dividendo fácil, habría dicho amén al puente sobre el canal de Chacao, y no asistiríamos a reformas capitales tales como la previsional o el Transantiago, con todos sus sinsabores.
El balance de una gestión gubernamental depende del cristal con que se mira. Le propongo una nueva óptica: el efecto de un Gobierno paritario en su vida cotidiana, y sólo desde algunos planos. Los interesados en las instituciones políticas vemos cómo estructuras tales como partidos políticos y el Congreso ostentan un paisaje masculinamente masivo, en contraste con la paridad femenina en el Ejecutivo. Habrá que esperar a los recambios en las directivas partidarias -cuando corresponda- y las listas de candidatos/as en las elecciones municipales, así como el comportamiento de partidos y parlamentarios con relación a medidas institucionales para la inclusión femenina (cuotas y otras). Otro ángulo es el de las políticas. No sólo la equidad de género ha sido contemplada en la reforma previsional, sino que el nuevo sistema de protección social evidencia la preocupación por los más desposeídos y vulnerables de la sociedad. Esta orientación ha sido destacada como una especial “ética del cuidado”, que marca la gestión de las mujeres en cargos políticos. Otra dimensión son los estilos de trabajo. La capacidad de escucha femenina es algo distintivo. Si no, ahí están las comisiones (infancia, educación, previsión social, por ejemplo) y su utilidad, no sólo para obtener informes con solvencia técnica, sino para integrar la pluralidad de los distintos puntos de vista. ¿Seremos las mujeres más valientes? No lo sé, pero si la Presidenta se dejara guiar por la oportunidad y el dividendo fácil, habría dicho amén al puente sobre el canal de Chacao, y no asistiríamos a reformas capitales tales como la previsional o el Transantiago, con todos sus sinsabores. Podemos decir que la Presidenta, sin duda, “se la juega”.
El ingreso de más mujeres en la vida política es una novedad, con implicancias simbólicas y consecuencias en los modelos de rol. El Gobierno partidario no se ha librado de la caricatura y del estereotipo (los parámetros de medición del ejercicio del poder político no son neutros, sino que están permeados por códigos masculinos). Confiemos en que desaparezcan cuando sea rutina el acceso femenino a este tipo de cargos. LND
Publicado en La Nación Domingo 11/03/2007